Tu mano tañe la guitarra
que conforma mi torso
de hembra impaciente.
Redondas, blancas, negras y corcheas
me vibran ágiles en el talle
y retumban graves en el tambor
de mi cadera.
¡Ah, la melodía arrebatada al polen!
Tu mano espolea mi grupa
de montura dócil,
de yegua vasalla,
y avanza, en otro hemisferio,
por la tersa vega que aún recuerda
el candor.
¡Ah, las estribaciones
de las cumbres y sus vértices!
Tu mano arrasa mi mansedumbre
de centeno y me incendia los velos,
hasta que una desnudez de nácar
—de luna de porcelana—
bate alas de paloma.
¡Ah, las castas cariátides
cubiertas con sus peplos desgastados
por la brisa de los tiempos!
Ellas, que
sobre sus nucas
reciben la carga
de las piedras milenarias,
jamás conocerán el cálido peso de tu cuerpo.
(Mayte Llera, Dalianegra)
Pintura: "Libertad y cariátides", Guillermo Muñoz Vera
Música: "Wherever you will Go", The Calling