martes, 2 de junio de 2009

SOLOS TÚ Y YO



Ungiste mis párpados
con la untura oleosa que el sol emplea
para acariciar la sombra
cuando, como un pájaro de oro, 
eleva su vuelo 
sobre el dosel de la madrugada.
Obraste así tras el declive
de una noche desguarnecida
de estrellas y de luna,
de faroles y de bombillas,
aliviando mi ceguera
con tu luz de crisantemo.

Y ahí, 
en tus palmas imbricadas de clemencia,
sangró el estigma que redimió mi condena,
que cercenó los eslabones
y suturó las heridas
para que ninguna corriente 
me remolcase a través de ellas,
para que ninguna alimaña las vulnerase 
y nuevamente le sirviese de alimento.

Y ahora 
que la vida me transita en espirales,
que me impulsa a girar como un derviche,
retoña en mí la madera del manglar
con su piel salada y húmeda.

Y ahora 
que tú y yo 
nos recorremos 
por caminos dibujados 
con saliva, 
que tú y yo 
encendemos teas 
con jirones desgarrados en los labios, 
que rodamos por laderas de volcanes 
con los besos labrados en la carne,
que azotamos furiosos los abismos 
con espuma de mareas fragorosas,
ahora que tú y yo
nos reencontramos,
estamos sólo tú y yo, 
solos tú y yo en el horizonte.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Le Baiser" (1868), Carolus-Duran. Palais des beaux-arts de Lille, France

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lunes, 1 de junio de 2009

DULCE ARREBATO

Busco
en tus manos
las espigas doradas
que las mías sembraron,
en tus ojos,
un horizonte nevado de lirios,
en tus labios,
el sabor urente de las guindillas.

Encontrarás en mí
las rutas secretas
que extienden sus aromas
de frutas y cereales,
y la madera
que se rinde al hambre
de las llamas
cuando la luna de agosto
baila sus noches azules
sobre los cañaverales.

Ven a mí
y piérdete
en la médula
del capullo de rosa
y en la alquitara
que destila el arrebato.

Invócame
con sagrada devoción,
asómate al lustre
de mi carne húmeda
y sublima tu furia
en la dulzura de mi vientre
y en mi encendido pecho.

Deja que partan, nómadas,
nuestros gemidos.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "La corona del amor" (1875), John Everett Millais

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PALABRAS


No todas las palabras
suenan del mismo modo,
algunas como playa, ola, verano,
arena, palmeral, vergel, oasis,
son refrescante jugo de papaya
y tienen la dulzura de los dátiles.

Las hay con suavidad de terciopelo,
de ojos tiernos de niño descubriendo
entre las bagatelas maravillas.

Otras son redentoras como rosas,
clavando las espinas de sus tallos
para besar después la carne herida
con sus labios de pétalos fragantes.

Sin embargo, no todas las palabras
mantienen su brillante pulimento,
algunas se enmohecen con el tiempo
y padecen herrumbres permanentes;

si bien hay excepciones que florecen
y son lirios bebiendo la belleza
debajo de las costras oxidadas.

Ilusión y esperanza
son dos de esas palabras.

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: “La caja de Pandora”, John William Waterhouse

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CUÁNDO


¿Cuándo dejó la imagen
 la modestia del semillero
para germinar en la rueda,
para cobrar el movimiento de lo vivo?

¿Cuándo nació, 
en qué momento
llegó su luz irisada,
preñada de índigos y magentas,
rubia de trigos?
Luz que se hizo día
en la ventana del labio,
noche, cuando la boca 
selló su puerta.

¿Cuándo vino a nosotros
—pobres seres de barro—,
cuándo nos hizo?

¿Cuándo llegó la palabra
para hermanarnos con lo divino?

(Mayte Llera, Dalianegra)

Pintura: "Adán y Eva" (1932), Rosario de Velasco

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